Al salir de la cárcel habiendo pasado cuatro años por
posesión de drogas y ni siquiera poder ver a mi hija recién nacida (ahora tiene
cinco años), porque te avergüenzas de ti mismo solo me preguntaba que hacer
ahora con mi vida con esta repentina libertad que corría por la sangre de mis
venas amoratadas de la pasada heroína que me inyectaba, por todo eso y más
desavenencias de mi trágica vida debida a mis malas decisiones me encomendé a
Dios y a la religión católica, durante mi encarcelamiento lo perdí todo y
cuando digo todo es a una mujer hermosa que me pidió el divorcio cuando ni
llevaba un mes en prisión y a la tutela de mi hija, mientras pasaba el tiempo
en mis cuatro paredes solo sentía vergüenza por mi persona y fue el párroco de
la prisión el que me echo un cable y no para ahorcarme precisamente, me enseñó
a evadirme de mis negados pensamientos del suicidio y al recibir la carta de
libertad mis indicaciones eran dirigirme a la catedral de Málaga y hablar con
el párroco para que comenzase mi reinserción lo más rápido posible, quizás
tendría una nueva oportunidad en esta sociedad ahora tan avanzada para mí.
Al entrar en la catedral de Málaga noté un fuerte olor
nauseabundo que me hizo taparme la nariz, algo olía a podrido y entonces pude
ver a el párroco que me hacía gestos para que me acercarse, ¿me esperaban?,
mientras me acercaba la temperatura descendía y el frio mármol hacia menos
acogedor el sitio, mi piel se puso de gallina casi al instante en el que puse
un pie (izquierdo) en dicha catedral llamada coloquialmente como la manquita,
aguante el frio y los demás contratiempos tan repentinos como cuando me
desenganche del caballo, con cojones, entonces fue cuando mis ojos vieron
aquella escena tan grotesca para mis pupilas, me hallaba solo en el sitio donde
todo comenzó a dar vueltas.
El párroco empezó a convulsionar mientras me dirigía
hacia él, su túnica blanca comenzó a hacer espasmos de un lado hacia otro
mientras balbuceaba palabras sin sentido hasta dar los primeros pasos algo
torcidos y de pronto caminaba recto, su rostro ahora era aterrador, su cara
escamosa y de color rojizo junto su musculatura bien definida podía haber roto
aquella túnica blanquecina perfectamente, podía notar los chasquidos de los
huesos romperse de su mandíbula para encajar ese nuevo rostro lúgubre y
palpitante, no daba crédito a los que estaba sucediendo y me quedé inmóvil
debido a mi pánico aterrador y apabullante.
Ya lo tenía a escasos metros de mi cuando las velas de
la catedral comenzaron a apagarse y mi cuerpo entró en shock sintiendo el
mismísimo frio que helaba mis huesos, aquello no era de este mundo, aquella
criatura era del mismísimo infierno, comenzó a hablar en un perfecto
castellano, su voz era aguda y junto al eco de la catedral la hacía más fuerte
y entendible si cabe, la voz embriagaba cuando pronunciaba las consonantes, se
podría decir que su voz me mareaba a la vez que encandilaba, entonces ya empezó
a hablar y yo, atónito le escuche cada silaba que me escupía a la cara.
¿te cobijas en la casa de Dios o pretendes desahogarte
con el Demonio lucifer? Aquí hay cabida para ambas y yo puedo ayudarte en ello
(acercándose más a mi rostro dejándolo petrificado debido al horror sentido).
Mi nombre es “Yekun” y soy el primer seguidor del
ángel caído lucifer, eres demasiado inútil para conocer algo sobre mí o mis
hermanos, lo sé, (languidecía, gesticulaba y hablaba con tono irónico), tenéis
visiones geográficas diferentes (moviendo las manos).
Todos tenemos miedos que nos corrompen, incluso
nosotros los llamados ángeles caídos, tenemos una idea de vagar por la tierra,
me enferma el temor de vivir con seres como tú, adoramos y disfrutamos
partiéndoos el alma pero, bajo tus pies se encuentra el infierno y si quieres
llegar a Dios tienes que pasar antes por el purgatorio, no creerás que con
simples plegarias te va a recibir el arcángel san miguel por tu cara bonita, en
esta ocasión vengo a advertirte que tu dolor no será un punto y final, tus
logros tienen un seguimiento desde el infierno y por ello tu pequeña hija se va
a convertir en la llave que abrirá las puertas del infierno, sinceramente, me
aburre esta catedral, sois fáciles de manipular y venís al templo de Dios para
buscar la benevolencia y el poder divino de estos párrocos que se hacen llamar
peregrinos de la palabra del señor, mientras son ellos los que blasfeman y
resquebrajan la tabla de los diez mandamientos, robando a los pobres o tocando
a niños inocentes, matando a brujas en el pasado, dado los hechos podrían hasta
servir y ser compañeros del mismísimo Lucifer estos curas, (soltó una carcajada
que resonó en toda la catedral, era un risa jocosa y fría, de repente paro de
sonreír y puso una tez seria frunciendo el ceño).
Ahora escúchame bien despojo social, tu hija ahora es
pequeña y la dejaremos vivir en paz y armonía, pero la seguiremos de cerca, yo
y mis hermanos debemos prepararla para nuestro señor Lucifer, su alma será el
pago para que rompa la primera puerta del infierno que abriremos para llamar la
atención a vuestro Dios, ella, tu hija, abrirá la cerradura para dejar escapar
a las criaturas de mi hermano “Abbadon”, el guardián del inframundo, estamos
hartos de vuestros pecados capitales y de vuestras inmundas soluciones, debemos
animar y caldear el ambiente a estos putos ángeles que nunca os han ayudado,
nosotros os dimos diversiones y soluciones, (se relajó un poco soltando los
hombros) ahora es pronto para que lo comprendas pero serviréis de pasto para
nuestras criaturas del infierno que están por llegar, ahora debes marcharte y
dejar que hagamos el trabajo sucio, cuando las nubes se conviertan en rojo
arena del desierto tu hija visitará el infierno y nos abrirá paso para
cargarnos la tierra, ahora, márchate, (me tocó, su dedo pulgar tocó mi nariz y
noté un contacto mínimo pero electrizante).
En ese mismo instante mi cabeza dejó de recibir
oxígeno y caí fuertemente colisionando con el frio mármol de la catedral, mis
ojos se cerraban y pude ver como se alejaba el ángel caído que se me presento
como Yekun, un pequeño hilo de sangre enrojecía la marca de cristo en el suelo,
algo dentro de mi ser se marchaba como si hubiese hecho un trato con aquel ser
del inframundo.
Acabé por desmallarme, todo se vino a negro al ritmo
de unas alas revoloteando al viento y una risa excéntrica de fondo que fue lo
último que recordé.
La catedral se volvió lúgubre y de aspecto muy sombrío
sin la paleta de colores, todo era monocromo, la poca luz que entraba por las
vidrieras no reflejaban luz sino tinieblas, no había más nadie en aquella
catedral, solo yacía mi cuerpo con el alma herida a la vez que perturbada por
aquel engendro.
El infierno comenzaba su asalto a los altos cielos
comenzando por corromper el alma inocente de una pequeña ser humana que apenas
ahora tiene cinco años escogida por los hermanos de Lucifer, el ejercito de las
tinieblas están ahora ansiosos por romper las cadenas que los permita entrar en
el paraíso terrenal y formar digamos, una fiestecilla de demonios en la tierra
como cuando los guiris invaden Ibiza durante los veranos.
Para llegar al cielo desde el infierno debes cruzar
solo un río; pecar y cometer actos impuros y nosotros en eso somos
profesionales, recuerda, en el río leteo será el campo de batalla donde
masacraremos a los que nos expulsaron del cielo por no acatar sus leyes, el
Armagedón.
Para ustedes los sobrevalorados humanos, creéis que
arriba tenéis al cielo y abajo el infierno y lleváis milenios equivocados, el
cielo y el infierno son anteriores a la tierra, los altos cielos no os querían
allí y nos mandaron a Adán y Eva justo en lo alto del infierno por el simple
hecho de que nos encanta pecar como infieles que somos, con lo cual somos
vecinos con ustedes, así que no te creas que es cielo, tierra e infierno sino
tierra, infierno e cielo, rodeados por el sol claro, ¿de verdad os creéis que
en un iglesia os absuelven de los pecados y sois libres para llegar al
paraíso?, pero si os echáis a templar solo viendo a Caronte y su barca, os
sobrepasa cualquier cosa.
Yo, Yekun, servidor de Lucifer y alto cargo del
inframundo captador de fieles para servir a Lucifer, me ha sido encomendado de
alertar a este infame humano de que no interfiera entre cielo e infierno, el
aquelarre se produciría pronto y solo el caos acompañado de terror puede
hacerme feliz en esta jodida capilla, tengo sed de seres inferiores y jugaré
con todo aquel que interfiera en nuestro camino, estos emisarios de Dios no son
rivales para nosotros.
Me divertiré jugando con las almas de estos simples
peones en este juego de piezas negras contra blancas en las que los humanos
juegan el papel de bajas necesarias que tanto nos encanta a los hermanos del
mal, sus almas son nuestro dulce que necesitamos para darnos vidilla en
nuestros aposentos terrenales.
El infierno hará helar el cielo, ya lo comprenderéis.
Yekun.
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